
Lo amaba? No lo creo. No todavía. Mis suposiciones, de ese impreciso futuro se habían grabado en mí, y lo peor, es que podía ver cuan fácil era poder enamorarse de El. Era exactamente como caer: no requería esfuerzo alguno. No permitirme amarlo era lo opuesto a caer –como evitar caerse en un acantilado, con algo más que solo fuerza humana-.
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