Como en todo colegio, los subgrupos estaban muy bien marcados: las "perdedoras"; el "grupo de rejunte", donde estaban las que habían sido desterradas; las "chetas"; las estudiosas; las vagas mal, que eran feas y gordas; y las vagas bien, que eran las que formaban el "grupete". Vagas, pero lo suficientemente inteligentes como para estudiar cinco minutos y quedar eximidas.
No podía caer en otro grupo: venía de un colegio bilingüe, era bonita, alta, flaca, hablaba perfecto inglés y era buena alumna. Al grupete, sin pensarlo. "Vamos a decirte con quiénes te podés juntar y a quiénes ni te conviene acercarte", me dijo una de ellas. Así me empezaron a contar el historial de las otras chicas. Y más tarde, en secreto, ya dejaron deslizar confidencias: "Aquélla es lesbiana, que ni te toque. Esta otra es una estúpida. Uff...¡aquélla es una amarga!"
No podía caer en otro grupo: venía de un colegio bilingüe, era bonita, alta, flaca, hablaba perfecto inglés y era buena alumna. Al grupete, sin pensarlo. "Vamos a decirte con quiénes te podés juntar y a quiénes ni te conviene acercarte", me dijo una de ellas. Así me empezaron a contar el historial de las otras chicas. Y más tarde, en secreto, ya dejaron deslizar confidencias: "Aquélla es lesbiana, que ni te toque. Esta otra es una estúpida. Uff...¡aquélla es una amarga!"
Abzurdah-Vientos católicos en el bolsillo
Son perdedoras porque son diferentes. Son de rejunte porque son diferentes. Son feas y gordas porque lo dicen las más lindas. Ellas te obligan, inconsientemente, a que no te juntes con tal y tal persona porque les cae mal. Que no te toque la lesbiana porque es diferente a vos. La otra es una estúpida porque no le cae bien a ellas. Aquélla es una amarga porque no le caes bien. TODAS son diferentes a vos, pero eso no te hace ser mejor.
No se que es más triste, saber que antes era así o que sigue siendo así.
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