Y en mitad de todo eso, siempre estaba Damen.

 Como el cemento que unía las tejas, como la cubierta de un libro, él llenaba mis espacios en blanco y lo mantenía todo en su lugar, impidiendo que el contenido se derramara. No obstante, cada vez que tenía un examen sorpresa, cada vez que me lavaba el pelo, en cada comida, en cada película, en cada canción, cada vez que me sumergía en el jacuzzi, me acordaba de él y me sentía aliviada al saber que estaba ahí fuera, en alguna parte...aunque había decidido no verlo más. 

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